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La escritura como fortalecedora del bienestar de las personas: su aplicación terapéutica y expresiva


 







“Soy de ese tipo de personas que no acaba de comprender las cosas

hasta que las pone por escrito”

(Haruki Murakami, “Tokio Blues”)



1. Introducción


La escritura nos da la posibilidad de poner fuera y materializar ideas, sensaciones, sentimientos o, incluso, esas cuestiones informes que nos rondan, de modo que “escribir es imaginar ese camino para que exista” (Kohan, 2013, p.10). La escritura nos otorga esa posibilidad tangible de externalizar en un papel o en un procesador de textos y al mismo tiempo de ser borrado, tachado, quitado, eliminado, quemado si se quiere o de dejarlo allí y trascender. De esta manera, la escritura más allá de su representación de símbolos o signos gráficos, se ha descubierto que posee en el uso de la palabra “un poder especial en la sanación que supera a la mera reflexión interna” (Adorna, 2014, p.13).


Por ello, la escritura comprende una gran posibilidad de utilizarse para complementar el fortalecimiento del bienestar de las personas, lo que implicará de manera relevante saber cuándo y cómo utilizarla, persiguiendo el beneficio no solo psíquico sino que también corporal como algunos estudios lo han demostrado, de ahí que la escritura desde su potencial terapéutico y expresivo surja como una importante línea de trabajo y como dispositivo para favorecer el bienestar y calidad de vida de las personas.



2. Escritura como Recurso terapéutico


Considerando que el lenguaje, en sus diversas expresiones, posee un fuerte impacto y gran significancia para el ser humano, desde su manifestación escrita se ha identificado en ella un recurso potencial para la expresividad no solo con fines personales, estéticos o desarrollar y develar al ser creativo, sino que también como recurso terapéutico, pues se reconoce la variedad de formas en